La hipocresía

presente por doquier

en mi no encuentra una mente vacía

indiferente.

 

Por doquier

también están las sonrisas amables

los ojos guardianes

que te advierten que no dejes flancos endebles

que te escuchan alegrías y pesares y hasta se animan a contarte los suyos.

 

La crítica sin análisis de las actitudes propias

es amiga de las hipócritas bocas.

Aconsejan sin pensar

que el ejemplo es el mejor consejo.

 

También las estructuras rígidas

convertidas por el tiempo compartido en rocas

crean normas sin contrato

de lo que es aceptable o reprochable.

 

Que uno trabajando

mantenga su individualidad

su sensibilidad y multiplicidad

de intereses y sueños

no es muestra de desdén.

Sólo en la autenticidad

en la sonrisa franca

en la disposición verdadera

el trabajo nos hace libres.

 

La creatividad despierta

incluso entre cuatro paredes

en momentos  ociosos

del trabajo monótono.

 

Otros charlan de eventos cotidianos.

Si fuese partícipe de esa compartida complicidad

tal vez hablara más de lo que a mi corazón apesadumbra.

 

Pero yo escribo porque es lo que me hace libre.

son dueños de mi tiempo

porque quiero avanzar en un camino en la vida.

 

Pero nunca serán dueños de mi mente y sus infinitas posibilidades.

Quizás no es hipocresía

sino desconfianza al nuevo,

simplemente prejuicios.